La capital de Mallorca es una ciudad abierta al mar que durante todo el año disfruta de una gran oferta cultural, comercial y gastronómica.
La ciudad se sitúa en mitad de una enorme bahía, presidida por la majestuosa catedral gótica. Cualquier paseo por el centro histórico permite contemplar los patios de las casas señoriales de la nobleza y la burguesía mallorquinas, edificados en diferentes estilos y alabados por viajeros como George Sand y Frédéric Chopin.
Junto a la catedral —que acoge las intervenciones de Antonio Gaudí y Miquel Barceló— se encuentra el palacio de la Almudaina, del siglo XIV, antigua sede de la corte de los reyes de Mallorca. A sus pies se extiende el Hort des Rei, espacio ajardinado salpicado de esculturas de autores como Alexander Calder o Miró.
También mira al mar la Llotja, obra maestra del gótico civil construida por Guillem Sagrera. Fue sede del Col·legi de la Mercaderia, institución del siglo XV que se encargaba de la regulación y protección del comercio. En su interior se aprecian seis esbeltas columnas que se despliegan como palmeras.
La ciudad es rica en edificios modernistas, huella de la nueva mentalidad que trajo consigo el paso del siglo XIX al XX. El más representativo es el Gran Hotel, de Lluís Domènech i Montaner, con una fachada profusa en decoración floral, hierro y ornamentación cerámica. Hoy es la sede de la Fundació la Caixa.
Alejado del centro y sobre un promontorio se contempla el castillo de Bellver, construido en el siglo XIV por orden del rey Jaume II de Mallorca. Un edificio gótico de planta circular con cuatro torres que se descubre a través de visitas guiadas en diversos idiomas durante todo el año.
Las playas urbanas
Las playas de la ciudad se asoman a la gran bahía de Palma. Vale la pena acceder a ellas a pie o en bicicleta, recorriendo el carril bici que discurre paralelo a los arenales. Cala Estància, Platja de Palma, Ciutat Jardí, Can Pere Antoni y Cala Major son playas de sabor mediterráneo, accesibles y dotadas de servicios como socorrista y alquiler de hamacas y sombrillas. Bañadas por aguas transparentes, resultan idóneas para practicar deportes como vela ligera, disfrutar de un día en familia o saborear platos de arroz y pescado en enclaves como El Molinar. También hay zonas de baño, sin servicio de salvamento estable, como Cala Nova o Cala Gamba. El ayuntamiento ha creado una aplicación para smartphones que permite consultar el estado de las playas.