La seducción de Barcelona
© Silvia González Poncelas
Barcelona

Nos reunimos con cinco artistas en sus respectivos sectores (música, ingeniería, gastronomía, hostelería y relaciones públicas) que viven encandilados de la belleza y la pasión de la capital catalana.

A sardina fresca, calçots, setas, pan con tomate, vino y cava. A una mezcla de mar y montaña a la que se une un toque de especias asiáticas presentes en las calles de Barcelona. Así huele la capital catalana según los miembros que conforman la mesa redonda celebrada en la Escuela Superior de Hostelería de Barcelona (ESHOB). Una escuela en la que se forman los futuros cocineros que ocuparán en breve los fogones de la ciudad y en el que dejan volar la imaginación para crear y elaborar menús con los que sorprender a los comensales. “Además de oler a sardina, Barcelona también tiene su color, un tono gris pero brillante en función del sol”, asegura Ada Parellada. Y es que para Josep Rubau, “Barcelona tiene una oferta a todos los niveles que no te la acabas”.

El encanto que tiene de la ciudad condal es capaz de robarle el corazón a cualquiera que pase unos días recorriendo sus calles. “La situación geográfica es excepcional: está abierta al mar pero también tiene montaña, un clima y una ubicación inmejorable; en cualquier momento del año puedes tomar algo en una terraza al aire libre, pasear… ¡Es tan agradable!”, comenta Isabel Suqué. “Alucino con los turistas que pasean en mangas de camisa mientras yo voy con anorak. Me quedo mil veces con Barcelona por encima de cualquier otra ciudad, no tiene precio”, añade Carlos Martorell. “Algo de lo que disfruto muchísimo es de poder salir a correr frente al mar de noche y en pleno invierno, cosa que en el norte de Europa no pueden hacer” explica Manel Casals, director general del Gremio de Hoteles de Barcelona.

Por su parte, Andrea Motis reivindica la importancia de la periferia de Barcelona, más allá del centro histórico y de los mundialmente conocidos monumentos de Gaudí: “cada rincón de la ciudad tiene algo interesante, algo por descubrir y además la puedes recorrer entera a pie y disfrutarla”. Algo en lo que coincide Ada Parellada al argumentar que “cada barrio tiene una rambla fantástica, comercio entrañable y gente maravillosa. Hay microvidas por descubrir en cada uno de los 73 barrios de la ciudad”. Y es que para Rubau, “Barcelona no tiene nada que imitar porque aquí todo es real y auténtico: la Sagrada Familia es real, la Barceloneta es real, el casco antiguo es real. Todo ‘made in BCN’”.

A sus 22 años, Andrea Motis atesora que Barcelona suena a juventud, innovación y creatividad. “Somos una mezcla de un mediterráneo y un alemán, gente muy creativa con un carácter muy trabajador”, ejemplariza Rubau. Esa creatividad e innovación son imprescindibles para Suqué, quien aplica todos sus conocimientos y su amplia trayectoria a sorprender, por ejemplo, a los asistentes al festival de Peralada. En la Edición de 2018 han celebrado, por primera vez, un concierto entre viñedos. “Me encanta la variedad hotelera que ofrece Barcelona; el sorprendente paso del Ritz al Palace o la modernización y el cambio impresionante que ha sufrido el hotel Sofía”, apunta Martorell. Casals destaca que la planta hotelera es fantástica comparada a la que ofrecen otras ciudades: “Es difícil encontrar una oferta de tanta calidad como la de Barcelona en todos los hoteles: desde los de una estrella hasta los de gran lujo”.

“Cuando estudiaba aquí no existía ese tono surfero ahora tan característico de Barcelona, una nueva fase que desconocía la ciudad y que ahora está despuntando”, remarca Rubau. Esa es una buena muestra de la abertura y de la multitud de caracteres que se mezclan en Barcelona. “Dejando a un lado los tópicos”, dice Motis, “y aunque no somos muy extrovertidos ni nos abrimos en un primer momento, somos muy amables”. “Exacto, somos cerrados, pero cuando entras, entras”, matiza Suqué. 

A nivel gastronómico, los participantes de la mesa redonda coinciden en que la cultura mediterránea todavía mantiene el respeto por los tempos. “La hora de comer sigue siendo prácticamente una religión pese a las prisas y el trabajo”, dice Rubau. También coinciden en el cosmopolitismo de la cocina barcelonesa en la que en los últimos tiempos está triunfando la tapa vasca, la comida japonesa y la comida peruana. Sin embargo, Parellada resalta la palabra ‘invasión’: “Es una delicia que puedas comer lo que quieras, que exista el interés que existe entre los clientes por la comida catalana y la española y el nivel gastronómico que tienen. Pero no podemos perder algo que tenemos y que es tan atractivo para el resto del mundo, nuestra propia cocina, nuestro sabor”.

Otra de las sensaciones que a Martorell le gustaría recuperar es “el subidón que se vivió con la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992; sería necesario ser más internacionales sin perder nuestra esencia”. Por ello, considera que Barcelona necesita una mayor promoción internacional. Para Rubau, el futuro debe estar encarrilado hacia un entretenimiento saludable: “Pasarlo bien, comer sano y hacer deporte sin sufrir por la seguridad y aprovechando el clima y todo lo que ofrece Barcelona”. “Debemos cuidar al pequeño comercio, a los artesanos, los artistas de diseño que se expanden por todos los barrios de la ciudad… Muchos proyectos muy interesantes y de mucha calidad que, cuando paseas y los descubres,te enseñan cuál es la verdadera personalidad de la ciudad”, afirma Motis. “Las nuevas generaciones sabrán desarrollar sus cualidades para abrirnos más al mundo, copiando lo bueno de otros países, atrayendo más espectáculos y educando a los jóvenes a que consuman cultura”, finaliza Suqué.

Fotografías: © Marco Torres Walker