Mercados de Madrid
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Madrid

Una de las formas más entretenidas de disfrutar una ciudad es recorriendo sus mercados municipales y Madrid cuenta con una enorme diversidad de ellos.

Visitar un lugar significa mezclarse con los autóctonos, vivir como ellos, conocer su cultura… Y dentro de ese mimetismo que se pretende alcanzar se encuentra, por qué no, visitar los mercados de la ciudad. Nada mejor que conocer el producto típico de una zona de primera mano para profundizar en su oferta gastronómica. 

Descubrir la mezcla de colores y olores que siempre está presente en un mercado, así como las personas que pasean entre paradas comparando y comprando, es una actividad típica que realizan los turistas cuando visitan países del norte de África dada la variedad de productos que pueden encontrar. Sin embargo, y teniendo en cuenta la importancia de la dieta mediterránea en el resto del mundo, resulta curioso que visitar mercados españoles no se haya convertido todavía en una de las experiencias imprescindibles de cualquier visitante. Más aún cuando en todos los mercados hay puestos en los que degustar los productos típicos de la tierra.

El mercado más popular de Madrid es el de San Miguel. Ubicado al lado de la Plaza Mayor, se trata de un lugar de referencia en el que deleitar el paladar con productos de primerísima calidad al estilo más español: con una copa de vino o de cerveza en la mano. De esta forma tan castiza se puede acompañar cualquier tapa o pincho bajo la espectacular estructura de hierro que se sigue conservando desde su inauguración en 1916. Pero en la capital de España no solo destaca el más emblemático de sus mercados, sino que otros tantos acumulan múltiples razones como para llamar la atención de los más curiosos.

En 1944 se inauguró el Mercado de San Fernando, un edificio monumental en su fachada exterior que representa la arquitectura de los Austrias que tan de moda estaba en España durante la época franquista. En el interior, los pasillos confluyen como calles que desembocan en una plaza situada en el centro del mercado. Y es que en Madrid, lo moderno y lo antiguo conviven a la perfección. Por ejemplo, el Mercado de San Ildefonso derribado en 1970 ha dado paso a un renovado concepto de ‘Street Food Market’ en el que confluyen ocio, disfrute y socialización en torno a la gastronomía. Basado en el más puro estilo americano o asiático, el nuevo Mercado de San Ildefonso ha sido diseñado como una prolongación de la calle Fuencarral en la que se ubica; incluso tiene adoquines que imitan el pavimento exterior.

Sin embargo, los mercados madrileños han evolucionado de tal forma que incluso algunos representan un nuevo modelo sostenible, como es el caso del de San Antón: la claraboya central actúa como un colector de energía fotovoltaica, el suelo es de basalto fundido y dispone de un sistema de recogida que reduce en un 80% el volumen de basura orgánica. Las tres plantas que lo componen se distribuyen de la siguiente forma: la primera está dedicada a la venta de producto perecedero, la segunda está formada por una taberna-vinoteca y diez puestos de show cooking en los que degustar especialidades de todo tipo y en la tercera se pueden comer los alimentos comprados previamente y cocinados al momento. La fórmula perfecta para hacer la compra y degustar productos frescos de primera calidad sin necesidad de cocinar.

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