Este canto de origen medieval, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se interpreta en Nochebuena en la mayoría de iglesias de Mallorca.
El canto de la Sibila es uno de los rasgos más tradicionales de la Navidad en Mallorca. Se trata de una dramatización medieval arraigada en Cataluña que llegó a Mallorca en el siglo XIII tras la conquista de Jaume I. Del texto, se conservan manuscritos del siglo X, y se representó en toda la península hasta que fue prohibido por el Concilio de Trento a mediados del XVI. Desde entonces, solo ha pervivido en Mallorca y en Alghero (Cerdeña).
Se trata del canto del poema Judicii Signum sobre las profecías de la Sibila de Eritrea. En las liturgias medievales, su lectura se acompañaba de una representación teatral en la que la Sibila profetizaba la venida de Jesucristo como juez y describía el fin del mundo. Inicialmente se cantaba en latín y con melodía gregoriana, pero a partir del siglo XIII se documentan versiones en catalán. Y en el XIX se fijaron en partituras las melodías que han llegado hasta hoy.
A pesar de las prohibiciones, en Mallorca el obispo volvió a permitir el canto en 1575, aunque fuera de la liturgia, a la que regresó cuatro siglos después a raíz del Concilio Vaticano II. Hoy se celebra en la mayoría de iglesias de Mallorca durante la misa de Nochebuena, y resulta espectacular su representación en la Catedral. Suele interpretarlo un niño, niña o mujer vestido con una túnica y una capa, que mientras canta mantiene una espada erguida ante su rostro. En 2005 fue declarado Bien de Interés Cultural y, cinco años después, la Unesco lo incluyó en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.